Derek

Derek es un neoyorkino de edad indefinida. Podría adivinar: 35, quizás 36. Pero soy la peor en el juego de adivinanzas de la edad. 

Nos conocimos en una salida para solteros que consistía en recorrer 3 bares de la ciudad cuya característica especial (y deseable para el tour) es que te dan comida si compras un trago. Considerando que uno no puede ir a un bar sin comprar un bebestible, es un win win, pues la comida gratis es lo mejor del mundo

Anyway. Derek estaba en el primer bar al que fuimos, que era el punto de encuentro; peeeeeeeeeeero... él no era parte del tour. Era un usuario normal del bar. Un parroquiano cualquiera muy asiduo a este lugar y al buffet de alitas picantes al que se puede acceder sin pagar extra. 

Rebobinando: Entré al bar y comencé a mirar la carta de tragos sin entender nada. Lo sé: pérdida total de la inteligencia al leer un menú en inglés. Soy culpable. Busqué algo barato, que no fuera tan ordinario y, como la cerveza no me gusta, terminé acompañada de un vaso gigante de sidra por 5 dólares (que luego repetiría en los otros 2 bares porque me pareció que es lo máximo! ¡Sidra rules!).

Y sentada en la barra de este bar, que era el lugar en el que se sentaban los asistentes, comenzamos a hablar entre todos. 

Existe una especie de regla subliminal que se respeta cuando uno concurre a este tipo de actividades: todos vamos con un espíritu chill out y conversamos relajadamente (con todos) como si el hecho de ser solteros y perseguir este tipo de instancias no significara nada. Como si no hubiéramos pagado 10 dólares para asistir a esta actividad (que además nos da derecho a ir a todas las otras actividades de este organizador por un mes). 

Derek estaba a mi lado derecho, pero, como ya les dije, no era parte del grupo. Aún así conversamos; y no conversamos sobre cualquier cosa. No. O sea sí, primero sí conversamos sobre cualquier cosa, lo que llamo los temas de rigor: de dónde soy, cuánto tiempo estaré en la ciudad, a dónde voy después, etc. Y tras agotar las trivialidades de la vida, hablamos sobre comunicación y lenguaje. Ja!

El milagro de la comunicación. Lo estúpidos que nos volvemos cuando hablamos otro idioma porque una idea increíblemente compleja se queda corta al traspasarla a una lengua que no es la nuestra y en la que no somos expertos. "You should meet me in spanish...".

Derek me dijo que le cuesta mucho hablar español, pero algo entiende. Me dijo algo sobre que nuestra gramática es al revés, que no podía darme un ejemplo, pero no necesitaba darme un ejemplo: sé exactamente de lo que estaba hablando. Mientras yo me definía como una "spelling police", él se hizo llamar un "grammar nazi". 

Y en ese momento alguien me tocó el hombro: hora de partir a un nuevo bar con mi tour... con la gente que me correspondía. Y aunque Derek preguntó por los datos del siguiente bar al que iríamos (pues estaba comiendo aún, disfrutando el buffet de pollo); nunca se apareció

Y yo, la verdad, no sé por qué no me quedé

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